Construir una nueva gobernanza no es sólo una cuestión institucional o de reflexión referida al campo de la política o de la sociología. Hay que repensar la arquitectura de la gobernanza integrándola en la perspectiva de una biocivilización para la sustentabilidad de la vida y el planeta. La arquitectura de una gobernanza ciudadana, solidaria y justa debe reposar sobre sólidos pilares éticos y filosóficos. Debe también apoyarse y, recíprocamente hacer posible, una nueva economía orientada por una justicia social y ambiental. En todo caso, es necesario inventar juntos las respuestas a los desafíos del presente, arraigados en los contextos de cada uno, de cada pueblo. Esto implica reconocer las diferentes sabidurías presentes en todos los continentes, en todos los pueblos, sin pretender que una sola sea la referencia indiscutible. Los fundamentos de una nueva gobernanza deben ser elaborados con espíritu crítico y democrático.