Por Jan Aart Scholte
En este artículo se examina el rol de los partidos políticos y los sistemas de partido en proporcionar democracia para el mundo globalizado del siglo XXI. El autor argumenta que la reciente mundialización no ha convertido en irrelevantes a los partidos políticos y los sistemas de partido. Sin embargo, al no haber sabido adaptarse a los tiempos actuales más globales, los partidos políticos han perdido bastante repercusión democrática. Los partidos podrían recuperar una considerable estatura como fuerzas democráticas si adaptaran varias prácticas en sintonía con la emergente gobernanza policéntrica de un mundo más globalizado. El artículo aporta varias sugerencias para afrontar simultáneamente la parálisis general de los partidos políticos y el subdesarrollo general de la democracia global.
¿Cuál es el rol de los partidos políticos y los sistemas de partido en proporcionar democracia para el mundo globalizado del siglo XXI? Si la mundialización contemporánea ha cambiado el perfil de la gobernanza —es decir, los modos en que las leyes sociales se formulan, se aplican y se revisan—, ¿deben los partidos políticos reinventar su organización y sus prácticas para cumplir su función democrática? Si es así, ¿qué tipo de cambios se necesitan? ¿O acaso la mundialización ha transformado tanto a la política que los partidos han quedado obsoletos en el proceso democrático y ya no son capaces de dar al pueblo una participación y un control adecuados sobre las decisiones que afectan al destino colectivo?
El autor argumenta que el último medio siglo de intensa mundialización no ha convertido en irrelevantes a los partidos políticos y los sistemas de partido. Sin embargo, al no haber sabido adaptarse a los tiempos actuales más globales, los partidos políticos han perdido bastante repercusión democrática. Los círculos oficiales y las organizaciones de la sociedad civil por lo general han logrado mucho más progreso en reconocer y adaptar sus actividades al cambio de un modelo estadista de gobernanza a otro policéntrico que ha acompañado a la mundialización contemporánea. En contraposición, los partidos políticos generalmente han mantenido un modus operandi estadista-territorialista-nacionalista que ya está obsoleto. Los partidos podrían recuperar una considerable estatura como fuerzas democráticas si (aunque con retraso) adaptaran varias prácticas en sintonía con la emergente gobernanza policéntrica de un mundo más globalizado.
El artículo también sugiere varias medidas que podrían beneficiar tanto a los partidos políticos como a la democracia en general. Si los partidos prestaran más atención a asuntos globales, normas globales e instituciones globales, podrían contribuir significativamente a su reactivación como actores democráticos. A su vez, los partidos políticos con una orientación más global podrían fomentar una democratización de la mundialización que hace mucha falta. De este modo, podría afrontarse al mismo tiempo la parálisis general de los partidos políticos y el subdesarrollo general de la democracia global que se viven en la actualidad. Que los sistemas de partido tengan un nuevo ímpetu no es la panacea para que haya más participación popular y asunción de responsabilidades en la política global, pero sí que podría implicar importantes mejoras.
Fuente: CSGR Working Paper No. 200/06. Abril de 2006