Educación científica: el regreso del ciudadano y de la ciudadana

Este trabajo aborda la problemática de la educación científica desde el punto de vista de la formación ciudadana. Se presenta el concepto de competencia profana. La escuela debería dar a todos los estudiantes la oportunidad de iniciarse en la política de las tecnociencias, a fin de que ellos puedan participar en su elaboración y en su puesta en práctica tanto local como global, involucrándose en la solución de las controversias científico-tecnológicas que atraviesan la sociedad actual.

Los argumentos a favor de la educación científica estipulan que en una "sociedad del conocimiento" todo el mundo debería adquirir un mínimo de cultura científica, bajo pena de no poder participar de manera informada en las decisiones ligadas a los diversos intereses (éticos, económicos, políticos, etc. ) que generan las ciencias y las tecnologías; de este modo la gente quedaría a la merced de los expertos y expertas científicos.

Los autores se apoyan en la sociología y la antropología de la ciencia para tratar de demostrar que los ciudadanos y ciudadanas, lejos de sufrir del "déficit cognitivo" que se tiende a imputarles, contribuyen a la puesta en marcha de la política de las tecnociencias e incluso a veces la inician, cumpliendo un rol de "expertos profanos" que contribuyen de manera sustancial e innovadora a la investigación.

Así , los diferentes procesos de participación ciudadana en la orientación sobre la toma de decisiones de las políticas científicas, permiten que ciudadanos y ciudadanas ordinarios de todas las procedencias y grados de competencia pueden apropiarse, en un tiempo relativamente corto, de una problemática por lo menos compleja y revelarse como interlocutores astutos, detectando incluso ciertos elementos ocultos en los discursos de los expertos y expertas.

Fuente: Revista Enseñanza de las Ciencias, 2003, 21 (1), 3-20