Este informe perfila una nueva estrategia de seguridad estadounidense para las décadas que vienen. El objetivo básico de esta estrategia debe ser, para los autores, proteger a los estadounidenses y al “estilo de vida estadounidense”. Este objetivo general incluye tres objetivos más específicos: 1) una patria segura, que incluya protección contra ataques contra el pueblo y las infraestructuras de los EE UU, y contra epidemias fatales; 2) una economía mundial saludable, lo que es esencial para la prosperidad y la seguridad estadounidenses; y 3) un ambiente internacional benigno, basado sobre la cooperación entre las naciones para la seguridad y la propagación de la democracia liberal.
El informe cubre varios temas y propuestas que incluyen la reforma de la ONU, el desarrollo de un “Concierto de democracias” para asegurar la paz bajo la ley, la supremacía militar de las democracias liberales, el derecho de interferencia, el Medio Oriente, las redes de terror mundial, y las armas nucleares.
El propósito de este proyecto es dibujar las pautas de la política exterior estadounidense para los próximos años. La idea principal es que los Estados Unidos deben superar su actual doctrina exterior unilateral y guerrera. En la primera década del siglo XXI, los Estados Unidos deben evaluar el mundo no a través de los ojos de la segunda guerra mundial, la Guerra Fría, o incluso el 11 de septiembre. Al contrario, necesitan reconocer que nuestro mundo no funciona sobre un solo principio de organización para la política extranjera, como el anti-fascismo o el anti-comunismo. Por otro lado, no se puede manejar el poder en búsqueda de un interés nacional estrechamente definido, porque tales acciones engendran resentimiento, miedo y resistencia crecientes.
La alternativa es defender, buscar, y asegurar un mundo de libertad bajo la ley. Reconocer el equilibrio complejo que se debe encontrar entre orden y libertad para asegurar una verdadera democracia liberal significa comprometer a algunos gobiernos a asegurar el orden y otros a promover la libertad, pero sin sacrificar el orden. Reconocer que el orden debe pasar por la ley y que el estado de derecho exige de los ciudadanos ordinarios que tengan un interés en apoyar las reglas significa prestar atención a las necesidades económicas y sociales más básicas de estos mismos ciudadanos alrededor del mundo.
Tal estrategia incluye muchos elementos y muchas prescripciones diferentes que habrá que desarrollar según el contexto. Siguen algunos:
- Los Estados Unidos deben ayudar y promover gobiernos populares, responsables, y que respeten los derechos alrededor del mundo.
- Los Estados Unidos deben hacer de la reforma profunda de la ONU una prioridad política. Las reformas necesarias incluyen: extender el Consejo de Seguridad para incluir a India, Japón, Brasil, Alemania y dos estados africanos como miembros permanentes; acabar con el veto para toda resolución del Consejo de Seguridad que autorice acción directa en respuesta a una crisis; y exigir de todos los miembros de la ONU que acepten “la responsabilidad de proteger”, lo que reconoce que cuando los estados soberanos no quieren o no pueden proteger a sus propios ciudadanos de una “catástrofe evitable”, lo ha de hacer la comunidad internacional.
- Los Estados Unidos deben trabajar junto con sus amigos y aliados para desarrollar un “Concierto de democracias” mundial: una nueva institución diseñada para fortalecer la cooperación para la seguridad entre las democracias liberales del mundo. Este Concierto ratificaría la “paz democrática” y proporcionaría un espacio alternativo para autorizar la acción colectiva, incluso el uso de la fuerza, si no se reforma la ONU. Sin embargo, el uso preventivo de fuerza contra estados debe ser muy raro, empleado sólo como último recurso y autorizado por las instituciones multilaterales.
- Cualquier solución a largo plazo en el Medio Oriente debe incluir una solución comprensiva de dos estados, Israel y Palestina. Las fuerzas americanas dentro de Irak se deben retirar, en cooperación con el gobierno Iraquí, a lugares donde pueden ser útiles para construir orden.
- El Tratado de no proliferación de armas nucleares se debe reformar y reavivar por revisión del Artículo IV, para permitir la energía nuclear a los estados sin armas nucleares pero no capacidad nuclear, y por pasos concretos para mantener el compromiso estadounidense bajo el Artículo VI a reducir su dependencia sobre las armas nucleares.
- Para combatir la amenaza de nuevas pandemias mundiales, se necesita invertir más en el sistema de salud pública, y proporcionar recursos adecuados y capacitación a nuestros primeros respondientes, como construir las capacidades de los gobiernos menos provistos para tratar con erupciones de enfermedades.
- Se necesita disminuir la dependencia sobre el petróleo por razones de seguridad, para evitar transferir riqueza a regímenes autocráticos, y para luchar contra el cambio de clima y la degradación ambiental.