En un mundo todavía, incluso cada vez más, peligroso e inestable, los militares de todos los países tienen un papel fundamental a jugar para mejorar la gobernanza mundial. Las fuerzas armadas, al servicio de la política, no pueden por sí solas resolver un conflicto, y solamente deben entrar en acción como último recurso, una vez haber agotado las vías de la prevención y de la disuasión. Su acción debe ser contenida (mínimo de violencia necesaria), breve, legítima y legal, respetando los hoy en día bien reconocidos principios de jus in bellum et ad bellum.
Este documento es el resultado de un debate en el seno de la Association Civisme Défense Armée Nation (CiDAN). La CIDAN toma postura frente a la realidad de una guerra que nunca dejó de existir, y con un análisis de la situación paradadójico ya que si de un lado se ha progresado (fin de las guerras interestatales, nuevas convenciones sobre la prohibición de minas y sobre armas biológicas y químicas, un Tribunal Penal Internacional, etc.) de otro las guerras y la intensidad de los medios desplegados en ellas no han disminuído así como tampoco las causas que las generan, especialmente la miseria.
El documento desplega un conjunto de reflexiones y de recomendaciones sobre la gobernanza mundial ,la utilidad, la legalidad y la legitimidad de las fuerzas armadas públicas, los organismos y los criterios de decisión, así como el papel y la eficacia de las fuerzas armadas y de Naciones Unidas, en la resolución de conflictos.
