Usted está aquí

Mundialización

Fecha de creación

Jueves, Abril 7, 2016 - 16:51

La mundialización es un fenómeno histórico en curso que consiste en un incremento acelerado de las relaciones de interdependencia entre actividades, actores, estructuras y procesos de diferentes partes del planeta. Este fenómeno produce acciones y reacciones que conciernen ámbitos como la economía, la política, la tecnología, la cultura, los medios de comunicación, el derecho y el medio ambiente, entre otros. Entre los resultados más visibles destaca una reducción de las distancias y del tiempo en las interacciones, a pesar de que cada campo de acción desarrolla su propia temporalidad, y un peso creciente y hasta preponderante de la escala mundial en el conjunto de las actividades humanas, en comparación con las otras escalas del territorio como la continental, nacional o local.

El proyecto neoliberal, surgido de la ideología de la Escuela de Chicago y puesto en marcha con la aplicación de los principios del Consenso de Washington en los años 1990, se encuentra en la actualidad en el núcleo de la mundialización, de manera que el concepto análogo globalización ha sido utilizado a veces para caracterizar el sistema económico dominante, fruto del neoliberalismo. Éste se ha caracterizado por una importante apertura de todos los mercados en un espacio único global, a pesar de las restricciones en ciertos países y regiones; la privatización de un número creciente de sectores, antes considerados públicos; la presión sobre el mercado de trabajo, sobre el medio ambiente, y la generalización e intensificación de la baja calidad de los productos (obsolescencia programada), entre otros aspectos. La unificación de los mercados, que ya era una realidad parcial antes de 1990, ha facilitado por su parte la asimilación de las culturas y de las sociedades mediante procesos y hábitos similares en diferentes regiones del globo, que conciernen procesos lentos pero decisivos de homogeneización de las tecnologías de producción, de los modos de transporte, de las tendencias de consumo, de las herramientas de comunicación, de los hábitos de ocio y de la estructura familiar y social de las personas, entre otros aspectos.

La mundialización se define también en lo tecnológico por el avance en los transportes y las telecomunicaciones, especialmente la reducción de costos y la mayor rapidez que ha facilitado el incremento del comercio mundial así como la instantaneidad en la transmisión de datos de internet y otras tecnologías de la comunicación, que conlleva la masificación en el uso de estos sistemas. En este contexto de liberalización económica y rapidez de transportes y comunicaciones, las corporaciones multinacionales han adquirido un rol predominante en el mercado productivo, eligiendo los países de fabricación, de ensamblaje, de facturación, de distribución, etc., en función de una búsqueda de salarios más bajos, acceso a materias primas y costes de transporte más baratos, mercados de consumo más prometedores o países con mejores facilidades fiscales. Por su parte, los Estados compiten entre ellos para atraer a las corporaciones y al gran capital, privatizando servicios públicos y desposeyendo a los trabajadores y a los ciudadanos de sus derechos, entre otras medidas antisociales.

Por otro lado, uno de los aspectos más peligrosos de la mundialización, por su carácter vertiginoso y desreglamentado, es la globalización financiera. La interdependencia financiera ligada a la instantaneidad de las infinitas operaciones bursátiles diarias conlleva la volatibilidad de los mercados y el aumento de riesgos sistémicos. El resultado es una capacidad de contagio sin precedentes que deja al descubierto la absurda y monstruosa fragilidad de un sistema sin ley que puede conducir en cualquier momento (el último ejemplo fue el acuerdo entre demócratas y repúblicanos en EUA que evitó el llamado “abismo fiscal” a final de 2012) a un colapso de la economía planetaria. Esta mundialización apela al establecimiento de reglas de juego financieras radicalmente diferentes.

En materia ecológica, la multiplicación, intensificación y expansión del impacto antrópico ha conllevado una crisis de proporciones globales (cambio climático, agotamiento de ciertos recursos, proliferación de residuos, polución generalizada, pérdida y alteración de la biodiversidad, etc.) y la urgencia con que se requiere reducirla o evitarla, ha contribuído al desarrollo del mayor teatro de negociaciones para una agenda mundial temática. Sin embargo, los fracasos o la lentitud en los avances para la consecución de los objetivos perseguidos (por ejemplo en las sucesivas Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático) (ver *Kyoto, protocolo de) muestran el callejón sin salida de una gobernanza sin lugar para el bien común. Una gobernanza dominada por intereses nacionales y continentales definidos por un espíritu de competición desarrollista en un contexto de liberalización del mercado.

En lo cultural, la mundialización comporta la desaparición de lenguas y culturas y la aparición de una cultura común en los deportes, el idioma, la televisión, la música, el cine, entre otros. Este proceso de homogeneización planetaria es considerado a veces una occidentalización, a veces una combinación de una sociedad de consumo occidentalizada que folcloriza elementos de otras culturas que asimila, o a veces la suma de los procesos originales de modernización de las diferentes culturas. Finalmente, la mundialización afecta muchos otros sectores de la vida pública y privada como el ámbito jurídico, de la salud, de la cooperación, de las migraciones o del turismo.

Desde una perspectiva histórica, no existe unanimidad respecto al periodo que abarca la mundialización. Algunos sitúan su inicio con la llegada de los europeos a América y con el comercio transatlántico que generó, mientras que otras consideran que se extiende a lo largo de la historia humana cubriendo periodos con movimientos de población e influencias culturales y tecnológicas decisivas entre diferentes regiones. Otros, en tanto, reducen la mundialización al período estricto de su aceleración, cuyo inicio se puede ubicar ya en el siglo XIX con la revolución industrial y la reducción de los precios del transporte, ya a partir de 1945 con la gobernanza onusiana y la paz más extensa en Europa y Norteamérica, o también desde el momento que la mundialización se reconoce como tal en los años 1990 con el fin de la Guerra Fría. Finalmente se han distingido ciertos ciclos históricos de intensificación de la mundialización y otros de debilitamiento, relacionados en gran medida con la evolución de los intercambios comerciales.

En la actualidad, el debate sobre la mundialización conduce al eterno dilema sobre si el fin justifica los medios. La unificación económica del mundo obliga a la paz entre países por causa de sus interdependencias, pero al precio de la marginación de las clases bajas, de los marginados y olvidados por el hambre, las enfermedades y las guerras. Pero en el debate actual la opcion de rechazo a la mundialización ha quedado descartada por anacrónica y en su lugar aparece con fuerza la cuestión del contenido. ¿Qué mundialización o mundializaciones alternativas al modelo actual? algunas respuestas para la corrección de la mundialización desde la perspectiva de la construcción de un planeta más justo y sostenible, son la relocalización, la regionalización, y la mundialización política:

– La relocalización es el resurgir de los territorios al servicio del bienestar de las personas y los pueblos. Implica el incremento de las interdependencias en ámbitos de proximidad, a nivel económico, social, cultural, de gestión ecológica, de cooperación tecnológica y de decisión ciudadana. Conlleva la reconstrucción de tejidos sociales fuertes con múltiples actores y procesos en territorios fuertemente articulados en el pasado, en regiones con economías de subsistencia y en países y comunidades que sufrieron las colonizaciones y cuya economía, cultura y consciencia actuales son aún exodependientes. La relocalización no implica menos mundialización en términos absolutos ni una involución hacia la autarquía, sino la construcción de sociedades sostenibles, especialmente en regiones dependientes del comercio internacional, y en países o áreas inestables y con economías deterioradas o marginales.

– La regionalización es la construcción o reconstrucción de realidades económicas y sociopolíticas cohesivas a escala de las regiones del mundo. Las regiones en la actualidad han alcanzado grados muy diferentes de asociación, desde la integración política cuyo máximo exponente es la Unión Europea, a otros bloques en los que todavía no hay un interés evidente para superar la etapa de un mercado común como la SAARC de Asia del Sur. Igual que la relocalización, la regionalización ha de compensar territorial y socialmente una mundialización neoliberal excesivamente desigual y dependiente de grandes actores como las corporaciones transnacionales, las organizaciones financieras internacionales o algunos grandes Estados. Cada región ha de seguir su propio proceso en función de sus necesidades y peculiaridades, pero quizás algunos puntos en común de las integraciones pueden ser la creación de cartas de valores, principios y objetivos, de sistemas de solidaridad y distribución, de órganos comunes de gobernanza en los que puedan participen autoridades centrales y locales y los actores no estatales con vocación de servicio público, y de un corpus legislativo más o menos amplio en función del modelo de gobernanza de cada región.

– La mundialización política es el proceso que ha de conducir a la construcción de una comunidad mundial. Este proceso ha de complementar a la mundialización económica cambiando el signo acumulativo y predador de ésta, fomentando un comercio internacional justo y equilibrado entre los países, unas finanzas fuertemente reguladas al servicio de la economía real en lugar de incontroladas y amenazadoras, y contribuyendo a la emergencia de sociedades capaces de coexistir armónicamente con la naturaleza. La organización política de la escala mundial responderá también a unos principios comunes y a una articulación subsidiaria con las otras escalas (ver *democracia mundial y *gobernanza mundial).