Por Pierre Calame
La gobernanza actual no está adaptada a los desafíos del mundo que viene. Su arquitectura debe apoyarse sobre una nueva visión del mundo y de los principios de gobernanza reconocidos por todos, para sentar así su legitimidad.
Desde hace cincuenta años se han venido implementando rudimentos de gobernanza mundial. Pero, al mismo tiempo, las interdependencias entre las sociedades del mundo y entre la humanidad y la biosfera se han desarrollado mucho más velozmente.
La gobernanza mundial actual, que sigue basándose en las relaciones entre Estados soberanos, ya no está a la altura de los desafíos del mundo actual y sufre de una falta de legitimidad cada vez más pronunciada. Se necesita una nueva arquitectura. Sus fundamentos son los principios aplicables a todos los niveles de gobernanza y las reflexiones e innovaciones aparecidas con el correr de los años y en los más diversos ámbitos.
Dicha arquitectura incluye seis dimensiones:
- crear los fundamentos éticos y constitucionales de una gobernanza legítima;
- instituir la comunidad internacional;
- definir bases comunes para la gestión de las distintas categorías de bienes;
- tener un manejo de los intercambios y del ritmo de evolución;
- organizar las relaciones entre niveles de gobernanza y entre actores;
- renovar los métodos de debate, de toma de decisiones, de control y de gestión.
Treinta y seis propuestas concretizan estas diversas dimensiones.